Nos alojamos un fin de semana en este precioso alojamiento y no pudimos quedar más enamorados del lugar y de la atención que nos brindó Marina. La casa tiene un encanto, una magia y una personalidad increíble. La habitación, que escogimos porque en las fotos nos parecía preciosa, al verla nos dejó boquiabiertos, ya que en vivo era aún más bonita de lo que nos imaginamos. Y la atención no pudo ser más cercana y profesional, nos sirvieron un desayuno y una cena riquísima en la habitación, cuidando todos los detalles y siempre pendientes de que todo estuviera a nuestro gusto. Un lugar mágico con una atención sobresaliente, súper aconsejable sin duda.
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