A metros de la raya fronteriza, en mitad del vacío, aparece una fortaleza del s, XVIII, recuerdo de tiempos convulsos. Entre sus muros y baluartes aprovechados, respetados y restaurados con raciocinio, encontraras un pedazo de paz y de desconexión. Aprovecha el paseo por el adarve para ver los amaneceres y atardeceres además por la noche verás infinidad de estrellas. Si a esto, sumas sus confortables habitaciones empapadas de Historia y la cercanía y amabilidad de sus empleados (gracias Yohana y a Vanesa por vuestras propuestas de rutas por la zona y a Luis por su buen servicio y grata conversación), la experiencia es unica
Translate