Estuvimos un fin de semana, en el apartamento La Solana, que se componía de: un dormitorio con cama de matrimonio, otro con dos camas (este estaba cerrado, porque solo éramos dos personas, y así era mas barato), baño, salón con sofá y mesa y seis sillas y mecedora y cocina americana, totalmente equipada, con frigorífico y horno. Daba a dos calles, y desde el balcón tenía vistas a la montaña. Estuvimos muy a gusto. Silvia, la dueña, nos indicó los sitios que podíamos visitar en el pueblo y por los alrededores.
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