Palacio convertido en Hotel, magníficamente situado dentro de las murallas de Avila. Las habitaciones muy correctas y cómodas, con lo que se espera de un hotel de esta categoría. Quizás, el bufet del desayuno un poco corto, si bien había buena variedad para pedir a la carta sin problemas. Se respira una buena atmósfera en el hotel. Cenamos una noche en la cafetería, de tapeo, y cenamos muy bien, pero es recomendable reservar, pues se llena de clientes ajenos al hotel. Recomendable también reservar el parking al hacer la reserva, para lo que no ponen ningún problema, lo cual es de agradecer. El personal sin excepción muy amable, quiero destacar la amabilidad de la persona que nos hizo el check in el 31 de marzo por la mañana, por su amabilidad y simpatía, siento no recordar el nombre. En definitiva, fuimos con nuestros dos hijos adolescentes, en dos habitaciones dobles, y estuvimos muy agosto. Sin duda, si volvemos a Avila volveremos.
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