Guest User
August 11, 2021
Estuvimos mi marido, nuestro bebé y yo alojados unos 10 días. No pudimos acertar más, queríamos estar tranquilos y aquí se consigue, al ser una antigua casa restaurada los muros son gordos y no oiamos a los otros huéspedes para nada (ni ellos los lloros de nuestro bebé), el entorno es privilegiado, cerca del cauce del río, pero con un campo por donde el niño podía correr, tienen animales con los que entretener a los niños y la piscina que vino muy bien con la ola de calor que hubo. La habitaciones con aire acondicionado y una pequeña cocina, que es más que suficiente, nosotros nos hizo falta un par de utensilios y Vanesa nos los dejó encantada. El desayuno es de buena calidad, buen caf, zumo, tostadas y bizcocho. Nos quedamos un día a comer y el menú degustación nos sorprendió tanto por la originalidad como por sabores (estaba buenísimo) y cantidad (no nos lo pudimos acabar, tuvimos que pedir un tupper). Desde luego, Fran y Vanesa brillan por su hospitalidad, nos enseño el Molino del siglo XVI, los fósiles del río y siempre dispuestos a complacerte. Desde luego volveremos.
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