Está bien pero no es para tanto. Desde todas las habitaciones se escucha la carretera, que pasa a la misma puerta.En cuanto amanece, no hay quien duerma porque, lógicamente, el tráfico aumenta. Hay ventanas bastante modernas, contraventanas y 2 metros de muro, pero no es suficiente. Esperas más tranquilidad de un sitio así. El edificio es muy bonito y para el desayuno escogieron el peor espacio posible,con esos claustros que tiene tan luminosos...la cafetería/bar no está a la altura ni mucho menos ya no de un 4*, de cualquier parador.El spa es un tormento del ruido que tiene. La piscina, que es gratis, mucho mejor. La atención y la comida sin problema. Nos gustó mucho más el Parador de Cangas de Onís.
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