Este hotel es de los más antiguos de la Habana (es de finales del siglo XIX). Según nos comentaron, desde su apertura, nunca cerró. Por ello, tiene mucha historia que contar. En muchas de sus habitaciones se hospedaron personajes tan famosos como W. Churchil. Puedes ver sus fotos al lado de las habitaciones. Los pasillos y el lobby son absolutamente espectaculares. Y su ubicación es inmejorable, justo enfrente de la Plaza Central, a 5 min. del Capitolio y a 10 - 15 del Malecón. El personal es muy agradable y detallsta, pero el recuerdo más bonito que nos llevamos es Mario - el pianista que nos deleitaba con su música durante los desayunos. El señor tiene el detalle de acercarse a tu mesa y preguntarte por tu pieza favorita de música y, le pidas la que le pidas, se la sabe. Pongo 4 estrellas en lugar de 5 por la falta de tapones en los lavabos. En la habitación inicial había un olor desagradable saliendo del baño y, de haber un tapón, se podría remediar, pero no lo había. Solicitamos cambio, pero en la nueva habitación tampoco había tapón :) Pero al menos no había ese olor. No sé cuán complicado sería poner tapones en los lavabos, pero para las personas que llevamos lentillas, esto es muy importante. Gracias
Translate