Staro Hotel

酒店在基輔獨立廣場附近，不是很遠，性價比較高，比較舒適，周圍買東西都比較方便，位置很可以。所以續住了。

Pequeño hotel boutique de 35 habitaciones, no demasiado lejos del centro, con dos paradas de metro a cuatro bloques. Excelentemente decorado y de limpieza intachable. Sin embargo, tiene algunos detalles, que le hacen no tener una nota más alta. La habitación, amplia, exquisita, con albornoces, zapatillas, Aire Acondicionado, bien provista de amenities. Pero dos cosas a mencionar. Que no tiene secador de pelo y que el minibar, estaba estropeado y no enfriaba. En recepción me dijeron que cuando no estás en la habitación, y retiras la tarjeta del cajetín de paso de corriente eléctrica, el minibar se para. Obvio. Pero tuve toda la noche la tarjeta puesta y las chocolatinas estaban fundidas de la calor. Para mi gusto la cama es excesivamente blanda. La segunda rn el rellano de la planta 2, el botón de bajada del ascensor, no funcionaba. Sólo funcionaba el de subida. Así se solucionaba el problema, siempre y cuando, alguien no reclamara el ascensor desde arriba y entonces, te paseabas por todo el hotel, sin desearlo. Ambas incidencias se reportaron, pero en lis cuatro días que estuve, no lo arreglaron. El desayuno, minimalista, de calidad aceptable, que no excelsa, con mucho salado y muy poquito dulce, sólo dos referencias. Sí que hay que decir, que aunque las cantidades expuestas, de embutidos y quesos, etc eran pequeñas, los reponian bastante rápido. El desayunador bien decorado, pero un aparato de radio, suple la música ambiente, y al que le toca la mesa de al lado, puede quedar fino. El lugar es pequeño, demasiado, y en solidaridad con otros huéspedes, para que no tuvieran esperas, uno de los días, comparimos varias mesas. Esto en un 4* es insólito, pero fue una forma de socializar entre huéspedes. El personal, standard, de Europa del Este, fríos, correctos y parcos en palabras, pero va con la cultura de allí. Cuentan con una persona auxiliar de recepción que se encarga de las maletas y de las cámaras de seguridad. Pero, en líneas generales, es un hotel, que dentro de lis estándares del país, merece una nota positiva y no saldrá defraudado de la estancia.

Hôtel curieux, de style Belle Époque mais neuf. Excellente literie, bon petit-déjeuner, mais insonorisation imparfaite. Bien situé, si on aime marcher.

Quoiqu’un peu à l’écart du métro (env. 700 m.), c’est un bon établissement: de la chambre au petit déjeuner, je n’ai rien eu à déplorer.