Hotel Sant Bernat

Es un pequeño hotel en un lugar de ensueño, en pleno Montseny. Es de 1952, lo que le da un aire añejo que resulta encantador de ver, pero no para pernoctar. Nos dieron una habitación con un olor a moho tan terrible que no se podía respirar. Nos la cambiaron de inmediato. Las habitaciones son bonitas, pero incómodas: la cama es muy dura. En el lado positivo, la calefacción funciona de maravilla y el agua sale hirviendo en cuanto abres el grifo. En cuanto a la restauración: el desayuno es francamente bueno, en cambio las dos cenas que hicimos, caras y malas. Para el próximo viaje, sin duda buscaremos otras opciones.

Hotel tradicional cerca de Montseny. Aislado y tranquilo, en un entorno excepcional, punto de salida para algunas de las mejores excursiones del parque natural. Pese a sus años, el hotel está cuidado y muy limpio, con detalles como la decoración tradicional, la música ambiental o ambientadores. El restaurante tiene buena cocina. El hotel es muy tranquilo, salvo domingos o festivos cuando hax celebraciones. Personal muy amable, que te hace sentir como en casa. Dos comentarios para mejora: 1- Muchas habitaciones no tienen señal de móvil ni de wifi, haciendo necesario bajar a recepción para comunic****. No entiendo como el hotel no ha solucionado ya este problema, sólo requiere una inversión mínima en amplificadores de señal. 2- Los desayunos son irregulares. Si el hotel está tranquilo, el buffet no tiene platos calientes, ni camarero que atienda. Si el hotel está lleno, los platos calientes se agotan y un solo camarero no da abasto a reponer, limpiar mesas, etc. El lugar tiene encanto, y merece la pena. Ideal para desconectar y hacer senderismo en el parque.

Este Hotel lo único que tiene bueno es la ubicación. Las habitaciones del edificio viejo arcaicas y falta de mantenimiento, no llega el wifi a las habitaciones en siglo 2023, el servicio de bar lamentable son los recepcionistas que van corriendo de recepción al Bar y no son ni camareros. No hay servicio en la terraza, te lo has de llevar tu. Un día escuche el personal por el Hall o un despacho gritándose entre ellos. No parece que exista muy buen ambiente. El desayuno muy normalito. Mi sorpresa es que lo servía también un recepcionista. Si quieres ver vistas espectaculares de montañas puedes ir, pero de Hotel, servicio y excelencia no esperes nada de nada............

Lugar al que hemos ido en muchas ocasiones. Es cierto que tuvo una época de decadencia y dejamos de ir. Al saber que habian cambiado de gestores nos animamos a volver .Hemos pasado un dia estupendo de relax total. Silencio y sitio idilico. Buena comida y raciones grandes a precio correcto. Servicio muy amable. Volveremos

Fui cuatro noches con mi pareja con el ánimo de desconectar y oír solo silencio. Pero hay aspectos qué deseo reseñar para bien de futuros clientes. - Los muebles y baños de las habitaciones del edificio principal necesitan una actualización urgente, ya que te encuentras con mobiliario de hace unas cuantas décadas y con olor a viejo, aunque limpio. El baño limpio pero la bañera que nos toco tiene pegotes de pasta que tapan zonas de óxido y las juntas de las baldosas necesitan un saneamiento urgente. - Deberían cambiar los salva colchones por otros que no sean de plástico tipo cuna de bebé. Los hay con telas que son confortables. Tienes la sensación de moverte por encima de una cama hinchable de playa, deshinchada. - las terrazas infrautilizadas con separadores metálicos ya oxidados. - El servicio correcto y atento. - No existe A/C en ningún lugar. Tal vez en épocas pasadas no hacía falta, seguro, pero hoy en día el calor que puedes llegar a sufrir de noche y en las zonas comunes ya deja de ser confortable, haciéndose difícil conciliar un sueño continuo y reparador. - Ah! Y mejor no toméis el zumo de naranja del desayuno, sabe a Frenadol pasado de fecha! - LO PEOR? Qué al llegar a casa, quise hablar con dirección por un tema ‘delicado’ y siempre me daban largas. Así que quien quiera entender que entienda, que en esa habitación me lleve un recuerdo en un brazo y piernas…

Hotel muy tranquilo para desconectar, rodeado de bosques , fácil aparcamiento , habitación doble cumple bien , buena limpieza y Desayuno muy bien , Recepción rápida , y las zonas comunes están correctas , en el exterior algunas luces que dan al bar están rotas , da mala imagen , el rincón de la piscina genial , recomendable trabajadores muy educados.

Habitación con mal olor, tenemos que abrir y ventilar cada vez que entramos, dejar la ventana abierta y cerrar la puerta del baño, el colchon es bastante duro. No hay ascensor, no apto para personas con movilidad reducida. La comida en el restaurante buena, elabora buenos platos y postres. Personal amable y atento. Entorno idilico

Buen hotel, clásico sobre todo por su entorno, las vistas al Montseny, el relax, la atención del personal de recepción, que te orientan y están al tanto. El restaurante, sobre todo por la noche y para el desayuno justito, aunque tomando el desayuno desde fuera es un lujo el entorno. La habitación le falta alguna atención de organización, pero muy bien situada y con excelentes vistas. El hotel está muy bien situado, con jardines preciosos. Lo único que no me gustó es la dejación de algunas medidas COVID de algun personal de limpieza y de personal de cocina, sin mascarillas. Por lo demás una buena experiencia.

Wij verbleven drie nachten in Hotel Sant Bernat. Het hotel is ietwat oubollig en zou hier en daar een opfrisbeurt kunnen gebruiken, maar is wel erg charmant. De ligging is echt top. Vanop het terras heb je een prachtig uitzicht. Vanuit het hotel zelf kan je ook een prachtige wandeling maken. Op korte afstand (kwartiertje?) met de wagen, heb je ook verschllende andere hele mooie wandelingen. Het zwembad hebben wij niet geprobeerd, maat het was er wel, zij het wat verzakt. Het personeel scoort voor ons heel hoog. Iedereen was heel erg vriendelijke en behulpzaam. Het ontbijt was uitgebreid en gevarieerd. Wij hebben er drie keer 's avonds gegeten en prijs kwaliteit was dat zeker ok. Het is sowieso niet evident om 's avonds, op redelijke afstand, een plaats te vinden om te gaan eten.