Nos hemos alojado recientemente en este hotel y sólo podemos tener palabras de agradecimiento. En cuanto entras en el recinto ya empiezas a percibir el alto nivel de calidad del mismo. Las instalaciones están cuidadísimas y es un placer para la vista mires donde mires. Se nota que es un establecimiento de lujo y así lo intentan transmitir en cada momento: habitaciones muy confortables y acogedoras, piscina muy agradable, patio interior precioso y relajante (el sonido de las fuentes y los pájaros es un deleite…), restauración de alta calidad (impresionante buffet...), continuamente detalles muy bien pensados… y todo ello en primera línea de playa. Una playa, La Barrosa, que es de las mejores que hemos pisado. Y de sus trabajadores, qué decir… Qué gente más maja, todos. Es injusto personalizar pero quiero agradecer especialmente su trato, profesionalidad y simpatía a Deborah (sigue con esa sonrisa… y haciendo los cafés igual de espectaculares), a Pepi de Pisos a la que parecía que cada día intentábamos fastidiar su rutina de trabajo (gracias por tu paciencia…) y al entrenador personal José (lo que he aprendido contigo en unas horas no tiene precio, mil gracias por tu amabilidad y dedicación). Y por supuesto, al resto de personal que en uno u otro momento nos dedicaron la mejor de sus sonrisas, que fue en incontables ocasiones. Sin duda, repetiremos más adelante. Espero que más pronto que tarde.
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