Al entrar al restaurante preguntamos por las intolerancias y la contaminación cruzada al gluten y a la lactosa. Preguntamos a la propietaria/cocinera y nos aconsejo sobre los ingredientes que contienen gluten y lactosa de todos los platos de la carta. Escogimos "Rabo de Toro" para comer. Al escoger los plato, le volvimos a recordar a los camareros el tema de las dos alergia al gluten y lactosa, como nos habia indicado la propietaria/cocinera. Resulta que el "Rabo de Toro" contiene mantequilla, es decir, lactosa. Nos dimos cuenta y le preguntamos al camarero que comprobara si contenía, ya que unos de los comensales se empezó a encontrar fatal del estómago. Y efectivamente nos comunicaron que si que contenia lactosa. Pues bien, los camareros no sabían ni como actuar, ya que el comensal empezó a mostrar síntomas y la propietaria/cocinera "ni tan siquiera salio a pedir disculpas". Pedimos la cuenta y ni tan siquiera nos habían descontado los dos platos de "Rabo de Toro". Se lo solicitamos y nos descontó uno, de los dos platos. Pues bien, todavía estamos esperando a la propietaria/cocinera unas disculpas. Una falta de profesionalidad increíble. Es un problema muy serio el de las alergias y un "profesional" nunca actuaría de este modo. Cuando se cometen fallos como estos, se debe de actuar,o al menos dar la cara. Una razón de peso para no volver a este sitio y desaconsejar visitarlo.
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