Desde que llegas, ya te encuentras muy cómoda gracias al buen trato, cercano pero profesional de la anfitriona. Estuvimos alojados en la suite Flor y Nata y nos pareció muy acogedora. La guinda del pastel es la posibilidad de disfrutar del spa en la intimidad. Aunque no es muy grande, tiene todo lo que se puede pedir. Chorros, sauna, baño turco, ducha de contrastes y más. Todo funciona perfectamente, está muy limpio y decorado con muy buen gusto. Es un paraíso del descanso
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