Hotel a unos 5 km del centro de Grazalema, en un lugar de impresionante belleza, con vistas espectaculares (la localidad hay que visitarla, es un pueblo con encanto), rutas naturales magníficas y para todos los niveles. Personal del hotel muy amable (desde recepción hasta personal auxiliar, camareros...). Habitaciones perfectas, con balcón y vistas a Grazalema. Por la tarde-noche los niños juegan en el salón del hotel y, lógicamente, arman un poco de ruido, el lógico a esa edad.
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