Seminari Allotjaments

El alojamiento es correcto, en general, limpio. El personal amable. Las habitaciones estan bien. Como negativo, no hay una sala donse poder estar. La que, en teoria tenia esta función, no se puede usar (cerrada), No hay bar, bueno, si lo hay pero no estaba abierto siempre. Como positivo: la ubicación, el parquing, la amabilidad y la limpieza y cuidado de las instalaciones.

Quedamos gratamente sorprendidos, ya que reservamos a última hora porque era una de las opciones más baratas y esperábamos menos. El recinto es precioso y muy cuidado. Parece mentira que sea del siglo XVIII y esté como nuevo. Tiene un patio interior muy bien conservado y con muchos árboles, lo que se agradece en verano. La habitación es muy grande, con un lavabo con plato de ducha amplio y cómodo. También contábamos con dos ventanas amplias que daban a la montaña, una vista muy bonita. A destacar también la limpieza de la habitación y la amabilidad en recepción (nos ofrecieron sin cargo una cuna porque íbamos con un bebé y no la habíamos pedido cuando reservamos la habitación). La cafetería es grande y con producto de calidad. Si volvemos a Vic, volveremos a dormir aquí.

Efectivamente, el hotel se encuentra en el mítico Seminario de Vic, a diez minutos a pie de la Plaza Mayor. Las habitaciones están completamente reformadas, limpias y son muy confortables. La cama es ancha y el baño de nuevo diseño. Eso sí, faltaba una de las dos mesas de noche de la cama de matrimonio. El contraste de la "modernidad" de las habitaciones contraste con la antigüedad del edificio. Si no hace mucho sol, merece la pena salir al patio/claustro interior. Nada que ver con los viejos hoteles urbanos de la ciudad que se pueden encontrar por el mismo precio.

Efectivamente, el hotel se encuentra en el mítico Seminario de Vic, a diez minutos a pie de la Plaza Mayor. Las habitaciones están completamente reformadas, limpias y muy confortables. La cama es ancha y el baño de nuevo diseño. El contraste de la "modernidad" de las habitaciones contraste con la antigüedad del edificio. Si no hace mucho sol, merece la pena salir al patio/claustro interior. Nada que ver con los viejos hoteles urbanos de la ciudad que se pueden encontrar por el mismo precio.

Fantástica acogida por el personal, recepcionistas, personal de cafetería. Estancia en pareja, muy relajante y se respira mucha paz. Habitación super- limpia y no le falta detalle. Desayuno espectacular, de buenísima calidad y no falta de nada. Gracias por todo. Repetiremos.