Estimados/as todos/as. Buenos días: Sírvase la presente comunicación, a modo de reclamación o, más bien, critica CONSTRUCTIVA. El pasado sábado 04/05/2024 mis padres (del grupo del IMSERSO de La Rioja) y yo nos alojamos en la habitación triple número 221, en el Hotel Olympus de Benidorm. Hemos salido encantados tanto con el staff (servicio de restaurante, Alberto, animación, Jesss, y recepción, Mariví, entre otros, al no habernos quedado con el nombre del resto), a excepción de la atención prestada por uno de los cocineros, y, más concretamente, por aquel, alto, delgado y con poco pelo, por no decir "calvo" o rapado, para evitar posibles ofensas que pretendemos omitir. La cuestión es que en la comida/buffet del martes, 07/05/2024, mi madre me hizo un comentario en voz alta, sin pretender haber sido oída, como sucedió. Trató de trasladarme que dudaba volver a coger paella, ya que el día anterior, tanto a una de las dos parejas, con quienes compartíamos mesa de siete, como ella, la habían encontrado muy salada, si bien, no se dio cuenta de que, en ese instante, ya no me encontraba detrás de ella, participando de su conversación. Cual fue la sorpresa, que el susodicho cocinero debió de haber escuchado el "aparentemente desafortunado" comentario de mi madre y se dirigió a ella para increparla y responderle, al no estar de acuerdo. Cuanto reclamamos, además de las malas formas en las que a ella se dirigió, es que no aceptase críticas, como buen profesional de la hostelería, teniendo en cuenta el lema que "el cliente siempre lleva la razón". Podía no estar de acuerdo con la opinión de la comensal, como, al parecer fue, pero, al menos, cara a la clienta, sin ánimo de dar lecciones de cómo comport****, podía haberse comido su orgullo, y haber sido más humilde, sin necesidad de responder como hizo, ya que no a todo el mundo puedes gustar. En definitiva, hizo pasar un mal rato a mi madre, exponiéndola delante de parte del comedor, cuando, como insisto, no habia necesidad. Lo que comunicamos a los efectos oportunos, agradeciéndoles, pese al "incidente" todo el servicio prestado, así como atención al cliente. Amaya Arenzana Nájera (en nombre de mi madre María Pilar Nájera Esparza y José Antonio Arenzana Barco)
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