Guest User
November 12, 2022
Las cuatro estrellas no se ven por ninguna parte. La única estrella es, de lejos, Noralys, la persona encargada de la recepción. Siempre fue muy amable, cálida y atenta. Me prestó un paraguas para que pudiera salir a la calle puesto que estaba lloviendo. La caja de seguridad era muy pequeña. No cabía ni siquiera una tablet. No tenía instrucciones. Tuve que llamar a la recepción para pedir ayuda para usarla. Al tratar de abrirla, no funcionó. Tuve que pedir ayuda otra vez. La persona que vino las dos veces, poco amable. Sobre la repisa que hacía las veces de mesa de noche había una lámpara recargable que no encendía y tampoco tenía cable para conectarla a la toma de corriente. El restaurante solo presta servicio de desayuno. La nevera de la habitación estaba vacía. En el lobby había una nevera con bebidas para la venta. No había nada para comer. El hotel solo ofrece la opción de que el huésped pida domicilios a unos cuantos sitios de comida rápida ubicados en los alrededores. La habitación era muy estrecha. La cama la llenaba casi por completo. Las ventanas de muchas habitaciones daban hacia el corredor y tenían vidrios esmerilados (foto). Ni siquiera había una silla o un armario. Solo tres ganchos colgados de un soporte pegado a la pared (foto). El baño también era muy estrecho. La habitación no era nada acogedora y el hotel carece de zonas comunes dónde pasar el rato. Ni siquiera el comedor, que permanece cerrado. Es demasiado básico. El desayuno, también muy elemental. Le pregunté al mesero si el jugo de naranja tenía azúcar y me respondió: "este es uno de los mejores jugos de la ciudad". Sin comentarios. La experiencia no fue nada memorable, más bien mediocre. Apenas para una noche si es necesaria una opción rudimentaria de alojamiento en el sector y no se encuentra nada mejor.
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