Hay que tener en cuenta que el hotel está situado en medio de la nada, a unos tres kilómetros del pueblo (Mijas) y a unos 6 de la playa más cercana (Fuengirola). A nosotros aparte de que lo sabíamos nos vino muy bien porque lo utilizamos de lanzadera para desplazarnos hacia otros pueblos ( Malaga, Torremolinos, Fuengirola, Marbella, Benalmádena etc…) donde hay muchas cosas muy bonitas que ver. Dicho esto vamos a la parte que nos interesa: El hotel. El hotel es un sitio tranquilo, la apariencia exterior es buena, las habitaciones confortables aunque ciertamente necesitan una remodelación urgente. Lo mejor es sin lugar a duda su personal, desde recepción a las camareras de habitaciones, pasando por el comedor son unos grandes profesionales, amables y serviciales a mas no poder. Lo peor es la comida, los desayunos bien, las comidas y las cenas regular tirando a malo. Un menú escaso, nada variado y repetitivo. Para nada a la altura de un 4 estrellas. Hemos estado en 3 donde se comía mucho mejor que ahí. En fin, la experiencia al final salió positiva.
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