Me encantó el lugar. Fui una sola noche porque estaba esperando a otras personas y decidí ir un dia anterior porque así me convenía. Desde la entrada que te da una sensación de entrar a una linda y acogedora casa mexicana, con sus buganvilias y decoración, a la pequeña recepción, y al cuarto que me dió una gran nostalgia por otros lugares mexicanos. No sé si fue el ventilador que me acogió al entrar (prefiero ventilador a AC), el olor, o algo, pero fue muy agradable. El cuarto rústico pero limpio y acogedor. Lo mejor fue la comida: pedí de cenar al llegar (que por cierto como iba a llegar algo tarde, me ofrecieron tenerlo listo para que no hubiera problema con la cocina, que se me hizo algo maravilloso!) y delicioso: una tostada de aguacate con salmón ahumado y un pay de manzana que es de los mejores que he probado. De desayuno, unos hotcakes que todavía me hacen suspirar con su queso mascarpone y blueberries. Tienen Netflix en la habitación y nada màs, pero para mi fue suficiente. Cerca del aeropuerto pero lo suficientemente lejos. En fin, muy satisfecha y un lugar al que regresaría sin dudarlo.
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