Me faltan estrellas para puntuar este sitio Empecemos por la atención del personal y su amabilidad. Están preocupados desde el primer minuto desde que entras por la puerta de que todo esté a tu gusto, te explican todo con pelos y señales... El onsen es otro nivel... Hemos estado anteriormente en otro Ryokan y no tiene nada que ver. Todo está extremadamente limpio y bien cuidado, con una pequeña bañera exterior para completar la experiencia. La comida es otra cosa fuera de serie. Pensé que la cena sería 4 platitos y me quedaría con hambre. Iluso de mi. Cuando piensas que no puedes comer más te sacan más comida, y a casa plato más rico (por supuesto, dentro de la experiencia y el tipo de comida que se espera de un Ryokan). Y, al acabar la cena: "¿Os importa que os haga una foto para Facebook?" "Por supuesto que no". Bueno, pues a la salida nos imprimieron esa foto y nos la dieron como recuerdo de nuestra estancia. Cuando llegamos a la habitación ya nos habían hecho la cama y teníamos todo listo para que pudiéramos descansar. No he comentado el desayuno, pero es que... Sobran las palabras... Excelente. Ha sido de las mejores experiencias de mi viaje. Lo único que podría reprochar (acostumbrado a mi estilo de vida europeo) es que no hay ninguna cortina ni persiana en la habitación que tape la luz, por lo que a las 05:30 había una luz cegadora dentro de nuestra habitación. Por otra parte, los futones son parte de la experiencia, pero quizás otros en los que hemos dormido en nuestro viaje eran algo más cómodos y no se notaba tanto el suelo. Pese a todo, es un sitio al que volvería sin dudarlo.
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