Pequeño hotelito ubicado en el centro de Tarifa, decorado con muebles de estilo asiático. La habitación, por lo menos en nuestro caso, era bastante básica y de tamaño reducido. No contaba con muchos detalles y la televisión era algo anticuada y pequeña. Algunos elementos, como la puerta del baño, por ejemplo, estaban rotos o algo deteriorados. Las habitaciones se distribuyen en las diferentes plantas de la casa, creo que no disponía de ascensor, y en la última planta cuenta con una agradable azotea con unas fantásticas vistas del pueblo y del Estrecho de Gibraltar. Lo malo de la habitación en la que nos alojamos, era que estaba en la planta baja, a nivel de calle, por lo que resultó algo ruidosa por los coches y la gente que pasaba por la calle. El desayuno era igualmente básico (echamos en falta algunos productos como embutidos por ejemplo para acompañar el pan) y se servía en el patio de la casa, un espacio reducido donde confluimos parte de los huéspedes a la vez, por lo que la falta de espacio hizo que algunos huéspedes tuvieran que esperar para desayunar o coger una bandeja e irse a la terraza de la última planta. Eso sí, la señora que lo atendía estuvo pendiente en todo momento y predispuesta a agradar a los huéspedes y ofrecerles todo lo que pudieran necesitar para el desayuno. No cuenta con recepción, sino que accedes al edificio por medio de una clave y siguiendo unas instrucciones que te envían previamente. En general, se trata de un hotel pequeñito y básico, pero con cierto encanto y con muy buen precio, lo que lo hace una buena opción para una escapada al encantador pueblo de Tarifa.
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