Landa

L'hôtel est impressionnant, la piscine est magnifique, les chambres très confortables. La situation face à l'autoroute est dommage (les chambres sont très bien insonorisées) Le personnel sur place lors de notre arrivée n'était pas du tout sympathique á la réception. Le restaurant est magnifique et assez bon. Le bar a une ambiance très "froide" et le chef de salle était assez autoritaire. De même pour le personnel du restaurant. Nous avions tout simplement l impression de déranger. Cependant, le personnel à la réception au check out était plus bienveillant. Peut être sommes nous très mal tombés avec l'équipe du soir. Le site Internet de l hôtel reflète un endroit très chaleureux et accueillant, nous n avons pas du tout eu ce sentiment. Le Landa aurait beaucoup à gagner en sensibilisant son personnel.

Venía de Camino de Salamanca hacia Bilbao y se me ocurrió parar a comer el típico Cordero al horno de Burgos pues mala experiencia Cordero frío ,Patatas frías y ensalada en un bol de fruta y una ración de arroz con bogavante y de postre de mala leche nada ni café, sin más no volveré al Restaurante. caro ,calidad ,cantidad y precio,será que soy de Bilbao Contamos de que nos van a cobrar pero por lo menos que esté correcto,una pata 60€ para dos y lo venden por cuartos de eso nada ,nos guiamos por Google la ruta del Cordero diferentes sitios y lo ponían como referente pues ya lo pueden quitar,la próxima vez pararé en Lerma o Aranda del Duero Como hotel o en el bar no puede decir lo mismo Vamos que no me ven el pelo más.

El hotel tiene mucho encanto aunque las instalaciones de las habitaciones van necesitando remozarse. Lo que me parece para una nota aún menor es la unión con el restaurante. No me parece que un hotel de 5 estrellas no tenga una zona exclusiva para clientes. En otro tipo de hotel no habría tanto inconveniente pero teniendo en cuenta q es un restaurante abierto casi las 24 horas y que sirven más de 600 comidas al día lo hace insoportable. Teniendo tantos espacios como tienen no entiendo que no tengan zonas reservadas para los clientes. Pierde mucho de lo que podría ser si no estuviera tan colapsado. Sería una delicia poder desayunar o cenar sin esa aglomeración de personas que lo hace tan impersonal. Buscábamos una experiencia relajante y especial y después del alto precio de la suite y del largo viaje ha dejado mucho que desear

Vergonzosa la atención en la cafeteria restaurante, te contestan con malas maneras camareros maleducados, con falta de profesionalidad y escaso interés por el cliente. Por no hablar de lo que tardan, fueron incapaces de vendernos un paquete de morcillas , nos remitieron a la tienda que tiene fuera y que estaba cerrada , pregunte a que hora abrían y la respuesta fue no lo se se espera usted y ya lo vera. Que no les pille de sorpresa , la mala educación del personal en general

Sentimientos encontrados con este hotel…En recepción, personal encantador, educado, implicado en cualquier duda o necesidad que pudiera surgir. Sin embargo el bar… deja mucho que desear. Los encargados (vestidos con chaquetas rojas) quizás si se implican, pero van tan hasta arriba que no pueden con todo y se nota… eso de por sí ya es llamativo en un hotel de estas características, ya que se nota escasez de personal para atender a las personas alojadas y a aquellos que vienen a tomar algo de fuera. Entiendo que no son muchos, que no pueden con todo… pero no puedo con las faltas de respeto. El día que llegué, me instalé y bajé a comer. Recomiendo decir “de una” todo lo que se va a pedir, porque no va a volver ningún camarero a ver si necesitas más agua, más vino, pan, otro plato, un postre… si les llamas igual a los 20 minutos aparecen. En general cuando pasa un camarero cerca tuya, desvía la mirada para no tener que atenderte (o eso entiendo yo, porque les llamabas y hasta que no subías bastante el tono, no se giraban). Lo que ya me repateó es en una ocasión que bajé a merendar (18:00h) con todo mucho más calmado y aún así, misma sensación… pedí té y croissant y al servirlo le pedí por favor añadir un zumo de naranja. A los 20 minutos (no es broma) salió una camarera a mirar algo del exterior. La llamé y haciéndose la loca como antes he explicado, finalmente me dice “dime” a lo lejos… le comento que me queda pendiente un zumo y poniendo una cara de a mí que me cuentas me suelta “pues ya saldrá”… le dije que llevaba esperando 20 minutos (fue tan así, que la mesa de al lado que estaba escuchando todo flipaba -también estaban en similar situación- ) No os creáis que corrió, que tardó unos 7 minutos en traerme el zumo, cuando ya harta me estaba levantando para irme (y me fui). Otra vez le pregunté a otro camarero cómo entrar al restaurante y me mandó por fuera (puerta cerrada), lo volví a ver y le comento que la puerta está cerrada… pues me suelta “bueno pues ahí es donde pone restaurante” como si fuera retrasada…le dije, mira al abrir la puerta he visto a gente por dentro entrar ¿quizás es por dentro? Y me suelta ah pues no lo sé… En fin, la conclusión es que me ha llamado mucho la atención este tipo de servicio tan a tope desde el mismo desayuno a las 8:30 de la mañana… la escasez de personal, pero lo peor, la actitud de algunos trabajadores. Si yo los veo liados, espero con educación, pero no puede ser que se hagan los locos, que tengas que levantarte varias veces durante tu comida a pedir por favor más botellas de agua, que te respondan mal… que parezca que les estés haciendo un favor por estar ahí… si no sabes algo, me dices pues mira soy nuevo aquí, no sé por dónde se entra… pero no me mandas sin conocimiento donde no es… en fin, por ahora aunque habitación y piscina ideales, no repetiré. Una pena.